El alta hospitalaria constituye una transición clave en salud, el paso final tras la curación de la enfermedad que ha llevado al ingreso. Sin embargo, lejos de generar la alegría que la curación lleva asociada, y el miedo y la lejanía del personal sanitario con respecto a nuestra cas nos hace preguntarnos ¿y ahora qué?
El alta es un proceso que debe involucrar al médico, paciente y familia. En muchos casos con el paso del tiempo se crean protocolos (escritos o no) que hacen la norma. Si bien es verdad que la comunicación del plan de alta ayuda a asumirla sin miedo, en ocasiones el ritmo de trabajo del personal sanitario o las dudas en la evolución puede hacer que no hayan comentado el plan con usted. Sea consciente de su mejoría y de la ausencia de mecesidad de cuidados que probablemente sean los que impulsen al médico a darle el alta.

En el momento del alta, le entregarán un informe con la evolución del ingreso, los tratamientos realizados y el tratamiento que precise al alta. Del mismo modo, puede ser que le entreguen un informe con los cuidados de enfermería que precise si es el caso. Enseñe estos documentos en el Centro de Salud para que tengan en cuenta el tratamiento realizado y si precisa algún seguimiento estrecho o tratamiento específico en los próximos días por su parte.
Según el criterio del médico que le ha atendido y en función de su patología y estado de salud al abandonar el hospital, éste le indicará si el traslado a su domicilio se puede hacer en transporte ordinario o si por el contrario precisa una ambulancia. Habitualmente, el uso de ambulancia se reserva para aquellos pacientes que presentan un deterioro o secuela establecida, no siendo necesaria en aquellos casos en los que el paciente deambula por sí solo, independientemente de si no tiene familia que le pueda venir a buscar. En esos casos, el transporte ordinario sería la opción más adecuada.
En domicilio, es probable que necesite continuar con algún tratamiento, del cual le entregarán las recetas para poder adquirirlo en una farmacia.

Tras una hospitalización, se conseja cierta supervisión y apoyo al paciente dado de alta por parte de sus allegados. Si no es posible, puede gestionar servicios de apoyo sanitario en el hogar. Si son necesarios cuidados más específicos en domicilio o si precisa una residencia, un asiste social puede ayudarle a gestionarlo e incluso valorar el traslado a un hospital de larga estancia hasta que los tramite.

Un alta planificada y/o ejecutada de manera inadecuada puede significar reingresos y repercutir negativamente a nivel del usuario, sus familias y sistemas de atención. Pregunte al personal médico y de enfermería todas las dudas que tenga al respecto, antes de abandonar el hospital.


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